De acuerdo a muchas investigaciones, desde el primer día de vida, el niño aprende a asociar la experiencia física con un componente emocional a través del cual le otorga significado a esa experiencia. El niño va estableciendo gradualmente conexiones o vínculos entre sus emociones, deseos o intenciones y sus destrezas del desarrollo, las cuales organiza en torno a una conducta comunicativa. Mas adelante, le asocia un concepto a medida que los padres y educadores van ofreciéndole oportunidades para que exprese sus emociones, deseos, o intenciones.
Cuando nosotros, como adultos, decimos una palabra a un niño, tiene lugar -y no es una exageración- un acto de enorme significado. En este momento le ofrecemos al niño una herramienta para expandir la realidad, y él lo incorpora a las pautas que se están creando en su cerebro para uso futuro. Sobre todo les proporcionamos las herramientas para construir y percibir emociones.
Fomentar la escucha activa y una actitud comprensiva con los niños:
Los niños pueden responder a una situación difícil/desestabilizadora de distintas formas: aferrarse a sus cuidadores, sentirse ansiosos, retrotraerse, sentirse enojados o alterados, tener pesadillas, mojar la cama, tener cambios de humor frecuentes.
Por lo general, los niños se sienten aliviados si pueden expresar y comunicar sus sentimientos e inquietudes en un entorno seguro y comprensivo.
Cada niño tiene su propia forma de expresar sus emociones. A veces, abocarse a actividades creativas, como jugar y dibujar puede facilitar este proceso. Se debe ayudar a los niños a buscar formas positivas de expresar sus sentimientos de inquietud como el enojo, el miedo y la tristeza.
Próximo tema: Ojo al mal uso de la televisión y redes sociales
Seguimos atentos a tus sugerencias y comentarios, TODOS SOMOS UNO